Saber lo que cobramos

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha propuesta que los empresarios ingresen a cada trabajador la totalidad de su salario y que después sea el Estado el que se ajuste con ellos y les cobre los correspondientes tributos sobre su nómina. Así, estos, podrían adquirir conciencia real de cuál es su coste laboral y cuanto es lo que han de pagar vía impuestos y retenciones. De este modo, podrían evaluar más juiciosamente si lo que reciben vía bienes y servicios del propio Estado es equiparable a lo que pagan.

La propuesta de Garamendi es interesante y parece razonable, ¡cuanta más información mejor! Pero, no todos están de acuerdo. Aquellos más interesados en que los ciudadanos permanezcan anestesiados y engañados sobre el coste real del Estado, han reaccionado con furia, que en el fondo es la manera que algunos políticos tienen de afrontar los debates en España.

La reacción más vehemente ha sido la de ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que sin entrar al fondo del asunto,  ni argumentado de manera seria qué hay de malo en que los trabajadores conozcan mejor lo que transfieren al Estado, se ha limitado a sacar el comodín de siempre, acusar al Presidente de la Patronal de pensar como los supuestos ogros de la ultraderecha Milei y Trump.

Entender la nómina no siempre es tarea sencilla y ello dificulta el control de la propia remuneración. Según un estudio de la plataforma de gestión laboral y recursos humanos PayFit, hasta un 76% no sabe descifrarla del todo, e incluso un 9% directamente “no la comprende en absoluto”.

Por eso, la idea de Garamendi, serviría como un verdadero ejercicio de “transparencia” para que los interesados puedan saber que cuándo suben sus cotizaciones sociales eso afecta directamente al salario que cobran.  Dicho en Román Paladino, serían más conscientes de quien paga la fiesta de cada medida que anuncia el gobierno. Porque si bien algunos lo piensan, el dinero no crece por generación espontánea.

Desafortunadamente y a su vez interesadamente, el gobierno del Presidente camina en la dirección contraria a la transparencia fiscal y prefiere decantarse por la opacidad fiscal. Y lo hace porque sólo generando la falsa sensación de que el enorme y creciente coste del Estado lo pagan “otros” (a saber, “los ricos”) pueden seguir desplumando a los ciudadanos sin que éstos protesten y exijan reducir con contundencia la voracidad tributaria que sufrimos.

El dinero que desaparece de nuestros bolsillos mediante el camuflaje de los impuestos y las retenciones, no sólo paga hospitales y escuelas, también sirve para los caprichos de Moncloa. Ahora empeñada en elegir a los presentadores de los programas de entretenimiento de Televisión. Van a gastar una fortuna en poner a uno muy famoso cuyas preguntas estelares para enlazar con el telediario son ¿cuánto sexo, has tenido en el último mes o cuánta pasta guardas en el banco? O que decir de los casi 11.000 € que la vicepresidenta Yolanda Díaz se gastó en tres días en un viaje a Brasil.

En suma, los parásitos no desean que las víctimas conozcan que están siendo parasitadas. Y por eso desde la izquierda se han indignado tanto con la propuesta de Garamendi. No vaya a ser que las masas se enfaden. En cualquier caso pueden quedarse tranquilos, porque este no insistirá mucho más en su petición y terminará pasteleando como siempre con los que mandan en el BOE.

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